Sayyida al-Hurra

SAYYIDA AL-HURRA, LA REINA PIRATA DE TETUÁN

Cuando comencé a investigar acerca de las mujeres pirata en la historia, no esperaba encontrarme tantas. Conocía algunos nombres, como la mayoría de nosotros, y no se me había pasado por la cabeza que hubiera tal cantidad de mujeres que se dedicaran a la piratería. Por eso, cuando me encontré con las referencias a Sayyida Al-Hurra, la reina pirata de Tetuán, me quedé de piedra. ¿Una mujer, gobernante de una ciudad en territorio medieval musulmán por derecho propio? No me lo podía creer. Pero sí, así fue. Una mujer con tanto poder que incluso el temido pirata Barbarroja negoció con ella para repartirse el territorio de caza. Una mujer con las ideas tan claras que se convirtió en reina de Marruecos bajo sus propias condiciones. Hablé de ella en la segunda parte de mi artículo «Mujeres pirata de la historia», pero se merecía un espacio propio. Aquí lo tenéis.

SAYYIDA AL-HURRA, UNA MUJER NACIDA PARA GOBERNAR.

El nombre con el que ha pasado a la posteridad no es el suyo propio, en realidad es un título. Significa «La noble dama» o «La dama libre». Se cree que su auténtico nombre pudo ser Aisha.

Nació en 1485 en Granada, o en Chaouen, no se sabe. Era hija de un noble musulmán descendiente directo del profeta, Moulay Ali ibn Rashid al-Alami, y de una cristiana de Vejer de la Frontera, Lala Zohra, aunque su apellido original era Fernández.  Con siete años tuvieron que abandonar la península ibérica y se instalaron en Chaouen, pueblo que había fundado su padre como base militar y que era un refugio para los musulmanes que debían abandonar Granada.

Nuestra pirata, Sayyida, recibió una educación esmerada y muy completa, como correspondía a la hija de un noble. Sus estudios incluían matemáticas, teología, e idiomas. Además, era famosa en Chaouen por su elegancia.

PRIMER MATRIMONIO DE SAYYIDA AL-HURRA

A los dieciséis años se casó con Alí al-Mandri, amigo de su padre, treinta años mayor que ella y gobernante de Tetuán. Alí era un noble, jefe de una gran familia también huída de Granada, y su matrimonio había sido concertado cuando ella era una niña. Fue un matrimonio bien avenido. Alí siempre la trató como a una igual, le enseñó todo lo que sabía y cogobernó Tetuán con ella.

Ambos mejoraron la ciudad y le devolvieron el esplendor que había perdido tras la destrucción de la ciudad a manos de los castellanos en 1400, por tratarse de la base de los piratas berberiscos que atacaban a sus barcos. En el momento en que Sayyida y su marido gobernaban, Tetuán se había convertido en un refugio para los musulmanes que debían abandonar la península ibérica.

Alí al-Mandri tenía mala salud. Arrastraba secuelas debidas a numerosas heridas recibidas en distintas batallas, y además se estaba quedando ciego. Así que llegó un momento en que se retiró, y fue Sayyida quien gobernó en su nombre a partir de ese momento.

Sayyida al-Hurra

Sayyida Al Hurra, gobernante de Tetuán y reina pirata de Marruecos.

GOBERNANTE EN SOLITARIO Y ALIANZA PIRATA CON BARBARROJA

Quedó viuda en 1515 y gobernó hasta 1542 ella sola. Esto era muy inusual en territorio musulmán, pero aún así, Sayyida era amada y respetada por su pueblo, que la tenía en alta estima, a ella y a su capacidad para gobernar. Se reunió con el famoso pirata Barbarroja y acordaron repartirse el Mediterráneo como territorio de caza. Él se quedaba la parte oriental del mar, ella la occidental.

Y así ella manejó una enorme flota pirata desde su base de Martil que se dedicaba a secuestrar barcos portugueses y españoles para pedir rescate por ellos. Por supuesto, hizo muchos enemigos, entre ellos los portugueses, que se llevaban la peor parte de sus ataques. Alfonso de Noroña, gobernador de Ceuta, fue uno de sus más acérrimos rivales.

Barbarroja murió y su hermano Jeireddín Barbarroja lo sucedió en el trono de Argel y como jefe pirata. Sayyida mantuvo los acuerdos comerciales con él y ambos siguieron prosperando. Sayyida nunca subió a un barco pirata, que se sepa, y siempre manejó los hilos desde tierra, pero eso no le impidió ser la artífice de cientos de capturas que le proporcionaron gran riqueza y nombre.

 

SAYYIDA AL-HURRA SE CONVIERTE EN REINA PIRATA

En 1541 se casó con Abú al-Abbás Ahmad ibn Muhámmad, sultán de Fez, capital del sultanato Watásida. De forma excepcional, ella misma negoció los términos de la alianza matrimonial y la boda, por primera y única vez en la historia, se llevó a cabo en Tetuán, ciudad de la novia.  Ella pasó a ser reina, aunque cada uno seguía viviendo en su ciudad.

El problema es que la dinastía de su marido, la watásida, estaba en decadencia, mientras que la saadí se encontraba en pleno auge. Los saadíes eran una noble familia del Sur de Marruecos que estaban adquiriendo cada vez más preponderancia. Por ello, Abú al-Abbás había tratado de humillarlos y apartarlos, pero la jugada no le salió bien. Ellos se posicionaron como salvadores del reino, y pronto todo estalló.

El mismo año de su matrimonio los portugueses tomaron partido en esta confrontación, por supuesto a favor de los recién llegados, y el gobernador portugués de Ceuta cerró la plaza al comercio con Tetuán. Sayyida tenía un hija cuyo marido, Ahmed al-Hassan Hashim al-Mandari, era cercano a los saadíes. Su yerno y su consuegro acercaron posiciones con los enemigos de su marido el sultán, y en 1542 tomaron Tetuán.

ULTIMOS AÑOS

Sayyida tuvo que abdicar y retirarse a Chaouen. En 1554 los saadíes consiguieron su objetivo y conquistaron Fez, convirtiéndose en la nueva dinastía reinante.

Nuestra reina pirata siguió viviendo en la ciudad de su infancia, la conocida como «Perla azul» por el color de sus casas, hasta su muerte en 1561. Está enterrada allí, en uno de los pueblos más bonitos del mundo, y su tumba recibe la visita de muchísimas mujeres, atraídas por la historia de esta poderosa reina pirata.

Aún hoy, se le sigue considerando uno de los personajes más importantes e influyentes de la historia de Marruecos.

Espero que os haya gustado conocer un poco sobre la vida de esta mujer que fue gobernante por derecho propio en una época y un lugar donde eso no era ni fácil ni habitual, que dirigió una enorme fuerza pirata en el Mediterráneo Occidental sin pisar un barco y que dejó para la posteridad un nombre que da cuenta de su poderío y su libertad.

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