MUJERES PIRATA DE LA HISTORIA II
En el artículo anterior, que puede leer aquí, hablamos de las mujeres pirata de la historia que vivieron en la antigüedad y en el norte de Europa. Hoy vamos a hablando de estas valientes mujeres que se hicieron a la mar para conseguir riquezas, poder o libertad.
MUJERES PIRATA EN EL SUR DE EUROPA Y NORTE DE ÁFRICA
En esta zona encontramos dos mujeres fuera de lo común. Una fue Malika Fadel Ben Salvador, nacida en Almería en 1302. Fue criada por su abuelo, pues se quedó huérfana con dos años en el asedio de Jaime II de Aragón a Almería. Este era comerciante de hachís y corsario, y llegó a desposarla en lo que parece una táctica para asegurarle la herencia,. A su muerte, una Malika de 22 años recogió el testigo y pasó a dirigir su flotilla pirata de tres barcos, de la que fue capitana. Pirateó por todo el Mediterraneo.
Dicen que se hacía acompañar por un eunuco gigante para su protección personal, y que mantenía una relación con una egipcia a la que había liberado de la esclavitud. Para ella mandó construir un palacete en Almería, y junto a ella murió, en torno a 1350, en una refriega contra el almirante franco-catalán Moreau de Perellós.
La otra fue Sayyida Al-Hurra, cuyo nombre significa «La dama libre», gobernante de Tetúan por derecho propio a la muerte de su esposo. Aunque era infrecuente que una mujer gobernara en tierras musulmanas, ella fue muy respetada y querida por sus súbditos. Se repartió con el famoso pirata Barbarroja el Mediterráneo: para él la zona oriental, para ella la occidental. Manejó los hilos de su flota pirata desde Tetuán. Fue el terror de portugueses y españoles, aunque ella manejó la flota siempre desde tierra. En 1541, se casó con el sultán de Marruecos, convirtiéndose así en una reina pirata.
El trono le duró poco, pues en 1542 el consuegro de Sayyida la derrotó y la forzó a abdicar. Se retiró a Chouen, donde reposan sus restos y donde recibe las visitas de numerosas mujeres, pues ven en esta pirata una auténtica inspiración. Hoy día es considerada uno de los personajes más importantes de la historia de Marruecos.
MUJERES PIRATA EN FRANCIA E INGLATERRA
Si nos movemos hacia Francia, una de las piratas más importantes fue Jeanne de Belleville, conocida como la Dama de Clisson por su matrimonio con Olivier IV de Clisson. También llamada la tigresa bretona, se quedó viuda en 1343 cuando Felipe VI de Francia decapitó a su marido por felonía. Ella juró vengarse y arrastró a sus hijos en su venganza. Muchos nobles bretones la siguieron y comenzaron a hostigar a los barcos franceses, hasta que sufrieron una gran derrota y hubo de refugiarse en Inglaterra con uno de sus hijos, pues el otro había muerto tras días a la deriva en una barca.
Allí se volvió a casar con un noble inglés y acabó sus días en Bretaña. Tras su muerte, su hijo Olivier consiguió que rehabilitaran la memoria de su padre y recuperó sus tierras y su título.
En Inglaterra tenemos a Mary Wolverstone, Lady Killigrew, hija de un caballero pirata, esposa de otro, y toda una dama pirata ella misma. Una auténtica dinastía. Hasta su suegra, lady Elizabeth Killigrew, fue juzgada por piratería. Ofrecían refugio en sus tierras a los piratas más famosos de la zona, y saqueaban impunes hasta que Mary, en 1582, se topó con la presa equivocada: un barco español que exigió justicia. Ella y sus compinches fueron juzgados por piratería pero, aunque sus cómplices fueron ejecutados, ella recibió el perdón de la reina Isabel I.
LA GRAN GRACE O’MALLEY
Y, por supuesto, no nos podemos olvidar de Grace O’Malley, la irlandesa cuyo nombre gaélico era Gráinne Ni Malle, reina de Umaill, líder de clan y pirata que utilizaba su fuerza naval no solo para conseguir botines si no para hostigar a Inglaterra, convirtiéndose en un dolor de cabeza para la reina Isabel I. Nacida en torno a 1530, su sobrenombre (Mhaoll, que significa calva o pelo muy corto) le viene porque se cortó el pelo cuando su padre dijo que no podía acompañarle en una expedición porque su melena se enredaría en los cabos del barco.
Se casó dos veces, tuvo cuatro hijos y, cuando la reina de Inglaterra capturó a sus hijos en contienda, no se quedo quieta. Subió con sus barcos por el Támesis vestida como una soberana y dispuesta a no postrarse ante ella, conversaron en latín y llegaron a un acuerdo, aunque la paz no duró mucho. Ambas murieron el mismo año, en 1603.
Hasta aquí la entrada de hoy. En el próximo artículo hablaremos de las piratas del Caribe, que fueron muy numerosas.